jueves, 26 de abril de 2012

Viaje Alucinante al Fondo de la Mente (1980)


Director: Ken Russell
Título Original: Altered States

Viaje Alucinante al Fondo de la Mente huele a marihuana y pachuli y suena a Hammond pese a ser de 1980. Me refiero tanto a la película como al grandilocuente título que le han dado en España.

William Hurt es Edward, un científico que experimenta con estados alterados de conciencia.  Él mismo es su cobaya. Se introduce en un tanque de agua durante horas, privado de estímulos,  y a flotar. Si además antes te metes una droga mejicana milenaria, pues flotas, sí, pero 10.000m por encima de la piscina.

Russell vuelve a atribuir a las drogas poderes que van más allá del simple colocón.  A mí, que no soy precisamente espiritual, sino carnal, terrenal, como lo queráis llamar, me aburre el tema de la droga como puerta hacia algo supuestamente revelador. Pero bueno, he de admitir que jugoso, es: eres libre para hacer una ensalada de desvaríos y alucinaciones que aún está más rica si la aliñas con algo apocalíptico.

Al cabo de unos minutos de empezar a verla me di cuenta de que ya la había visto hacía no más de 4 años. Sólo la recordaba muy vagamente: debe ser que la primera vez que la vi cai en el estado de conciencia alterado conocido como fase REM.

En cuanto al argumento, hay varios puntos en los que la sucesión de acontecimientos parece sujeta con pegamento de preescolar. Sabes que está pasando algo, pero no sabes qué.  Sabes que va a pasar algo, pero tampoco sabes qué. Y cuando pasa, te quedas rascándote la cabeza. Hay algo que parece simbólico pero no sabes muy bien qué simboliza. O lo sabes, pero si lo dices en voz alta como que te da un poco de vergüenza. Te vienen a la cabeza el CERN y 2001: Odisea del Espacio. También te preguntas cómo carajo el simio ese tiene ademanes más propios de Nadia Comaneci. 

Aparte de todo eso, los personajes, sobre todo Edward, tienen una oratoria excesivamente pomposa: hay un momento durante una conversación entre Hurt y su compañero de experimentos, en el que este último le pide explicaciones por algo que le acaba de contar su mujer, y la respuesta de Hurt le produce a uno ganas de atarlo al palo mayor de un barco, meterle un tripi en la boca y mandarlo a la deriva. O algo así.

En cuanto al final, ocurre lo de siempre: te has enrevesado tanto que eres incapaz de dar una salida elegante a la película.  Aunque cogiendo carrerilla, dando un salto de fe y obviando las incoherencias, resulta una película de terror-ciencia ficción entretenida, con buenas actuaciones e idas de olla atractivas a la vista.

Bueno, amigos lectores, por hoy me despido de vosotros dejándoos a William Hurt flipando como dios manda:


sábado, 21 de abril de 2012

Encontré al Diablo (2010)


Título original: Akmareul boatda
Director: Kim Jee Woon


Ah, venganza.  Qué sería del cine en general, y del de terror en particular, sin ti, ese sentimiento tan conocido por todos nosotros, que, ya sabéis, nos da carta blanca y autoridad moral para descuartizar a un psicópata tarado. Bueno, la verdad es que espero que si vosotros, como yo, os veis en ocasiones albergando ideas de venganza, éstas sean fútiles y vengan provocadas por agravios más ligeros que lo que trata esta película. Y que si os decidís a actuar, pues no pase de, por ejemplo, dejar una bolsa de mierda delante de la puerta del que os ofendió, llamar al timbre y salir corriendo, con el corazón a mil y de los nervios. 

Hablando de la película de hoy, si los japoneses hacen pelis durillas, los surcoreanos no les van a la zaga. Pero en Encontré al diablo no hay niñas resucitadas  con el pelo por delante de la cara bailando dubstep, sólo enajenados de los de toda la vida. Esperad un peliculón de terror, con buenas dosis de violencia artesanal y sin contemplaciones: puñetazos, patadas, moliendas a palos, cuchilladas... Las escenas de violencia son MUY truculentas, tanto que hasta me he sorprendido apartando la vista en algunas ocasiones.

En Encontré al diablo, la mujer de Kim, un agente secreto (Lee Byung Huu) es asesinada a manos del brutal Kyung (Choi Min Sik).  El plan de venganza de Kim no es simplemente cargárselo;  es empezar un sádico juego del gato y el ratón, que da un buen ritmo a la película, con unos cara a cara entre Kim y Kyung muy pero que muy intensos. 

Lee hace bien de hombre disciplinado con un cometido y es tan guapo que parece que su físico no te dejase oír. No es normal, de verdad. En cuanto a Choi, con su pinta de tipo normal y su extraordinaria actuación, se merece un puesto en mi podio de los locos de película más terroríficos de todos los tiempos.

Aquí os va el trailer de Encontré al Diablo. Está en versión original, con subtítulos en inglés, pero apenas tiene diálogo. Hay un trailer doblado al español en youtube, pero si queréis vivir la experiencia de esta película al 100%, os recomiendo encarecidamente que la veais en versión original, con subtítulos. Como todas, ya lo sabéis.

Hasta la próxima, amigos lectores.



P.D: Lo de la bolsa de mierda no fui yo, ¿eh?

miércoles, 18 de abril de 2012

Bitter Feast (2010)

Director:  Joe Maggio

En Bitter Feast,  un cocinero se toma la justicia por su mano cuando las críticas de un bloguero de renombre precipitan su caída en desgracia. El hombre ya estaba un poco estresado y la gota que vino a colmar el vaso la puso un bloguero cobarde. Por cierto, como inciso, debo decir que Chiquito de La Calzada  se ha apoderado del adjetivo “cobarde” al igual que Lecter ha fagocitado a Hopkins. Creo que jamás podré tomarme esa palabra en serio, y vosotros tampoco. Y es que creo que lo que me apetece es llamarle cobarde al bloguero de la película al estilo de Chiquito.

La idea no está mal, es actual y daría para un buen festín sádico en manos de alguno de los directores del llamado informalmente Splat Pack (que se caracterizan por hacer películas con violencia muy encarnizada e incluye a Eli Roth y Rob Zombie, entre otros). Pero en manos de Joe Maggio (sin el “Di”) se queda a medio hacer, por poner un símil culinario.

Hecha claramente  con poco presupuesto, es, sin rodeos, cutre. Es que hay presupuestos bajos y presupuestos bajos. Y si ese presupuesto bajo se equilibra con un guión decente, aceptamos barco. Pero esta es bastante mala. El guión es flojo, y el final es de esos que algunos directores ven irresistibles, y que no dicen mucho a su favor.

Ahora claro, aquí me veo yo, poniendo verde en mi blog una película. Es una situación un poco “meta”.¿Estará el director de Bitter Feast leyendo este blog, dándole duro a Google Translate, mientras traza su maquiavélico plan de venganza, acariciando el gato que tiene en el regazo y riéndose a carcajadas escalofriantes? ¿O planeará su venganza en silencio, circunspecto, mientras se hace un guiso de pollo, como el protagonista de su película? ¿Se quedará paralizado en un momento de incertidumbre leyendo este post cuando el traductor automático le vomite un "Shorty de La Calzada"?  ¿Tendrá que buscar A Coruña en Google Maps?

No tengo todas las respuestas, pero lo dudo: ni yo soy una bloguera de éxito ni debo ser la única que haya opinado mal sobre la película. Pido disculpas por divagar un poco del tema central, pero si no lo hago en este tipo de entradas, ¿dónde lo puedo hacer?

Para remover un poco nuestras conciencias (otro cliché: tanto la expresión como el hecho al que hace referencia), el bloguero es retratado como un tipo ruin, con lo cual pues oye, como que no sabe tan mal que le den su merecido.  En el fondo, todos pensamos así de los críticos, ya La Polla Records les dedicó una canción poniéndolos a caldo.

Las actuaciones de James LeGros, como cocinero del infierno y Joshua Leonard como bloguero están bien, en particular la de LeGros. Hace bien su papel de sádico. Hay también un detective privado cuyo destino en la película no podía ser de otra manera.

Ahora: lo cierto es que esperaba una trama más elaborada, no sé, un ensañamiento un poco más creativo y un final distinto. Ahí os va el trailer, amigos lectores:


domingo, 15 de abril de 2012

Magic (1978)

Director: Richard Attenborough

A Anthony Hopkins lo tengo tan identificado con Hannibal Lecter -y presiento que muchos de vosotros también- que su sombra psicópata se proyecta sobre todo lo demás que ha hecho, antes y después de El Silencio de los Corderos. Si veo una película en la que sale él, pienso: aquí está el chalado caníbal haciendo de ciego. Y aquí de mayordomo. Y aquí de cura. No ayuda, no. Además, y si bien Hopkins me parece un gran actor, también es cierto que me parece un poco soporífero.

Richard Attenborough también me da un poco de pereza, pero Magic, aún combinando a dos de mis inductores de aburrimiento particulares, me gustó. Debe ser eso a lo que se refieren cuando dicen que uno más uno no siempre son dos, o algo así.

Hopkins interpreta a Corky Withers, un ventrílocuo al que le falta un tornillo, algo que se va haciendo evidente desde el principio de la película. Físicamente tiene un aire con David Hemmings en Blow-up. Con ojos azules saltones, nariz respingona y barbilla triangular, su muñeco Fats está modelado a su imagen, pero su personalidad es opuesta a la de Corky: Fats es faltón, agresivo y extrovertido. Y es que como ya sabréis o deduciréis, Corky da salida a su chifladura en forma de una segunda personalidad de la que Fats es poseedor. Al estilo de Norman Bates. Ya en el tramo final de la película, la identificación entre Fats y Corky es tal que van vestidos iguales y por momentos sus voces son indistinguibles.Y hablando de voces, el registro vocal de Hopkins es el de un actor con mayúsculas: un poco varas, pero un actor con mayúsculas. Su timbre de voz un poco nasal adquiere un tono chillón y penetrante cuando habla Fats.

Lo que más me gustó de esta película fue la actuación de Burgess Meredith, en el papel del agente de Corky. Está fantástico como neoyorquino setentero y pone, como contrapeso al humor demente de Fats, el punto de humor cuerdo a la película. Magic engancha, y hay escenas espeluznantes en las que Fats no parece un simple muñeco. Su rango de expresiones faciales deja a Doña Rogelia a la altura de los clicks de playmóbil. En algún momento hasta parece que todo lo que teníamos asumido es falso, y siendo espectadores, a veces sintiéndonos espías, de la locura de Corky, estamos casi permanentemente preguntándonos: ¿pero qué carajo les pasa a estos que no se dan cuenta de que está loco perdido?

Bueno, queridos lectores, os dejo un trailer de Magic de youtube. Os presento a Fats, el muñeco diabólico original.














jueves, 12 de abril de 2012

Al Cerullo


En la entrada de hoy no voy a comentar ninguna película. Sí quiero hablar en cambio de los que las hacen. De la ristra de nombres que sale al final de la película. Cuando mi padre nos llevaba al cine, uno no se levantaba de la butaca hasta que habían pasado todos los títulos de crédito finales y se habían encendido las luces.  Y sigue siendo así. ¡Menos mal que algunas cosas no cambian nunca! Al principio me parecía un coñazo tragarme todos esos nombres, pero ahora ya lo veo como una especie de deber hacia los que han trabajado en la película.  Así, descubres que hay alguien que se llama Al Cerullo (sí, lo sé),  y 10 años después -no es un nombre que se borre fácilmente de la memoria-  consultas IMDb y ves que el crack ha pilotado helicópteros en unas 400 películas.

En la televisión muchas veces cortan los títulos antes de que se acaben. Otras veces los pasan a tal velocidad que parece que están pidiendo perdón por el rato que te han hecho pasar y quieren zanjar el tema de una vez.  Algunas películas cómicas te meten tomas falsas para quitarle hierro al asunto.  Y otras,  que ya nacen con el germen de segundas partes, aprovechan para emitir una escenita más en la que te dejan claro que no han exterminado a todos los invasores.

Viendo los títulos de crédito finales, es fácil hacerse una idea de todas las horas de trabajo que puede haber detrás de hora y media de rodaje: Los electricistas (gaffers)  y sus ayudantes (best boys: me extraña que aún no hayan neutralizado el término a best person).Un director de fotografía para las tomas de día y otro para las nocturnas. Uno o varios directores artísticos. Ayudantes de cámara. Coordinadores de efectos especiales. Maquilladores. El entrenador de perros. El que enseña al actor estadounidense a hablar con acento inglés. Y así muchísimos más.  Todos trabajando para hacer un producto del que el último responsable es el director:  si sale bien, las alabanzas son para él. Si sale mal, pues a ponerlo verde. En el cine, la responsabilidad recae claramente en el que manda. No estaría mal que otro tipo de directores, como los de bancos y cajas de ahorros sufriesen el mismo "linchamiento" cuando la caguen y que circulasen libros a todo color llamados "Los 50 peores directores de banco de todos los tiempos" o  "1001 indemnizaciones de ex-directivos de cajas de ahorro que tienes que conocer antes de morir", etc, etc. En fin, perdón por este desvío del tema principal.

Los que no sabemos de cine sino desde el punto de vista del espectador, tenemos una percepción de la película como producto, más que como proceso. Desde esta perspectiva, al fin y al cabo, es desde donde se hace este blog.  Es cierto que el hecho de abrirlo está cambiando mi forma de ver el cine (especialmente las películas de terror, claro está): ahora las veo con bloc y boli en mano e intento imaginarme lo que no se ve. Como además me gusta ver las películas en la oscuridad del salón de casa, un efecto secundario es que luego tengo que descifrar lo que escribí a ciegas. Y otro efecto es que tengo tantas películas que ya no sé donde meterlas (hablo de películas en Blu-Ray, DVD y archivos digitales). Estoy deseando que Netflix vuelva a plantearse dar su servicio en España,  para poder ver así películas tranquilamente y hacerles un corte de mangas digital a los "agentes culturales" españoles.

Me siento con una responsabilidad ante mi reducido número de lectores, que no por ser pocos merecen un menor esfuerzo por mi parte, así que seguiré hablando de cine de terror lo mejor que pueda, y dando la bienvenida al que quiera participar.  Os dejo una foto del hombre que da título a esta entrada. ¡Salud!





martes, 10 de abril de 2012

Gothic (1986)

Director: Ken Russell

Gothic está basada en acontecimientos reales: la temporada que en mayo de 1816 pasaron juntos en Ginebra, en la mansión Diodati, Lord Byron, Mary Shelley, Percy Shelley, John Polidori y Claire Clermont, que se dice inspiró a Mary para escribir su obra Frankenstein.

En el filme, se ponen hasta arriba de láudano, leen historias de terror, e invocan conjuntamente una fuerza maligna. Se suceden los episodios de pánico, realimentados por unos y otros. Los personajes viven un sobrecogedor "tripi malo", en el que el director se recrea a gusto: hay alucinaciones y visiones grimosas como la de la portada de la película o la de los pechos con ojos en vez de pezones. La frase "mírame a los ojos", pronunciada por Claire toma un nuevo significado.

La película usa colores saturados y se recrea en las tomas dentro de la casa. Hay escenas en las que todos los personajes están enfocados pese a estar en planos diferentes, como dando libertad al espectador de ir explorando la totalidad de la escena.  La atmósfera es romántica: afuera hay tormenta nocturna, con lluvia, niebla, relámpagos y truenos. En el interior de la casa, hay claroscuros, camas con dosel, un clavecín, velas, cortinas de gasa que flotan con las ventanas abiertas...También hay unas escenas, en la sala de billar, donde hay lámparas con bombillas, que parece ser que aún no existían en el año 1816. Supongo que son licencias del director.

Las mujeres en esta película son como dicen en Inglaterra, English Roses: piel pálida, cabello largo y ondulado,  ojos claros y rasgos delicados. Natasha Richardson, en el papel de Mary, es lo que sostiene la película. A ver si me explico: una vez que se desata el infierno en la casa, pues no hay mucho que mantenga un hilo conductor. Se suceden las visiones, paranoias y conversaciones oníricas. Entre toda esta fiesta psicodélica sale a relucir la tristeza que le ha ocasionado a Mary el fallecimiento de su recién nacido, y su deseo expresado por ella de que "haría cualquier cosa por traer a ese bebé a la vida de nuevo", lo que apunta claramente a la motivación tras la hisoria de Frankenstein, cuya escritura sólo ha sido posible gracias a ese desmadre en la casa, que actúa como catalizador definitivo de esa idea de Mary. Mary experimenta visiones del futuro que se nos desvelan premonitorias al final de la película. Recomiendo leer algo de la vida de Mary para encontrarle más sentido a la película.

Toda la atmósfera, como no podía ser de otra manera, rezuma estilo años 80, período dorado del cine de terror. Esto último lo digo de manera totalmente subjetiva, aunque bueno, lo cierto es que todo en este blog es subjetivo. Las películas anglosajonas de los 80 fueron las que terminaron de engancharme al cine de terror. Eran las que saIían en la televisión cuando era niña.

A mi parecer, a Gothic le fallan los diálogos, o monólogos, de los personajes. Hubo momentos que me produjeron aburrimiento. El cuerpo me pedía una conversación cuerda, más que una sucesión de locuras entre las que de vez en cuando afloran momentos cuerdos. Aunque siendo realista, en una noche de juerga como dios manda, las conversaciones son como poco, delirantes, y eso es así desde hace siglos. No he encontrado un trailer en Youtube con subtítulos en castellano, pero éste sirve para ver bien la esencia de la película. Hasta la próxima, amantes del terror.





domingo, 8 de abril de 2012

Demencia 13 (1963)

Director: Francis Ford Coppola
Título original: Dementia 13

La ópera prima de Francis Ford Coppola, que dirigió con 24 años. De presupuesto limitado y rodada en poco tiempo, es una película cuya atmósfera recuerda a los cuentos de terror gótico de Poe.

Louise oculta a su familia política la muerte de un ataque al corazón de su marido John para no hacer peligrar la posible parte de la herencia que le correspondería como mujer de un heredero.

Durante una reunión familiar en un casillo en Irlanda, en la que recuerdan a una hermana de John que murió siendo niña, Louise intenta ganarse a su suegra, pero acaba muriendo a hachazos a manos de un hombre misterioso.

Coppola recrea aquí un estilo "hitchcockiano" de suspense.  Las escenas nocturnas, como la que abre la película, utilizan fondos muy oscuros a la vez que iluminan a los personajes creando un contraste muy fuerte y reforzando la sensación de peligro. En toda la película las sombras acompañan a sus dueños como si fueran fantasmas. Hay algún flashback, un asesino con un hacha y personajes atormentados. La banda sonora es de Ronald Stein y presenta escaladas y sobresaltos que redondean de manera muy efectiva la experiencia de la película.

Lo sobrenatural parece mezclarse a ratos con el suspense, aunque predomina  la sensación de que todo tiene una explicación terrena. Siendo el número de personajes reducido, se trata de adivinar si el asesino es A o B. Parece que tenderemos más a culpar a B si es un tipo duro y además si los misterios de la película van precedidos o seguidos de tomas en las que B parece sentirse aludido o preocupado. Pero es que el intento de predisponer al espectador a pensar que B es el asesino es tan obvio que sólo puedes pensar que A es el culpable.

La película me gustó y definitivamente la recomiendo, sobre todo por su fotografía y estética.




jueves, 5 de abril de 2012

Caniche (1979)

Director: Bigas Luna

Pongamos en una coctelera lo siguiente: sexo, muerte, animales, trastornos mentales, ruptura de tabúes gastronómicos occidentales y de otra índole; agitémoslo todo y tenemos un brebaje que beberemos a sorbitos durante una hora y media, cuyo sabor ya nos aburrió en los primeros 20 minutos.

Dos hermanos, Eloísa (Consol Tura) y Bernardo (Ángel Jové) , viven en una casa que ya ha visto tiempos mejores, con el dinero que les va dando una tía rica que sólo sale en una histriónica escena. Eloísa está muy apegada a un caniche que lleva con ella en el bolso a todas partes.

Se veía venir, se veía venir  lo que va ocurriendo en la película, pero además es que esas escenas que sabía que iban a llegar, no quería verlas. Es como cuando presencias una situación que sabes que va a acabar mal y sólo puedes pensar: "no, no, mierda, mierda, mierda, por favor, que no ocurra, que no ocurra", y va, y claro, ocurre. 

Algunas películas se preocupan mucho en hacer un retrato psicológico de sus protagonistas,  para que el espectador entienda el cómo y porqué de su distanciamiento inexorable de la cordura. Total, para que en muchos casos lo único que se saque en limpio es que simplemente era un chalado que reventó.  En Caniche al menos nos ahorran recrearnos en el esquema mental del chalado para pasar directamente a la acción y ver cómo se pierden los papeles en condiciones en una casona rural en Barcelona. Y todo ello a un ritmo lento. Confieso que esta película la vi en dos partes: la primera me dormí poco antes de la memorable escena que tiene lugar en el cuarto de la lavadora, y el resto lo vi al día siguiente.

Los protagonistas actúan bien, pero cuesta sentir simpatía o mejor dicho, sentir algo hacia ellos. Ni asco, ni amor, ni simpatía ni rechazo. Ni fu ni fa. Los personajes en torno a la trama principal están metidos un poco con calzador, como coartada para sustentar el rebote de Bernardo. Y el perrito, Dani, que durante toda la película no parece más que una víctima, al final parece que se nos quiere transmitir que él es el portador de una especie de maldición canina. No sé a qué viene.


Desconozco en qué idioma se grabó la película: he visto una versión doblada al español en la que había escenas en las que los actores parecían ventrílocuos, porque literalmente, hablaban con la boca cerrada. Aunque todo sea dicho: me gustaron los efectos de sonido, de hecho, creo que son magistrales: serían capaces de que una misa retransmitida en TV fuese emocionante. 

Y bueno, por hoy ya vale. 




PD: Mi gran hermano me ha aclarado que la banda sonora de Caniche es de Béla Bartok, la misma que usó Stanley Kubrick un año después en El Resplandor. Él sabe mucho más que yo de cine, y estoy convenciéndolo para que contribuya en este blog. 

miércoles, 4 de abril de 2012

Onibaba (1964)

Director: Kaneto Shindō

Antes de The Ring ya existía el cine de terror japonés, aunque yo admito que lo descubrí  tarde y a rastro.   En Onibaba, una fuerza diabólica en forma de máscara se cruza en la mísera existencia de dos campesinas que sobreviven matando samurais y vendiendo sus ropas y armas.

Pese a haber visto Onibaba hace ya un tiempo, esta película ha dejado una huella en mi prontuario interior que me ha llevado a darle el dudoso honor de inaugurar mi lista de reseñas. Una película me gusta (me parece buena) cuando me abstrae de lo que me rodea. La estaba viendo y me sentía en medio de esos pastos asfixiantes, frente a la máscara diabólica. Suena a cliché, lo sé. Pero es una sensación relativamente rara en muchas películas de terror, que más bien me inspiran vergüenza ajena, ganas de vomitar o cansancio, o todo a la vez.

La banda sonora se asemeja a una mezcla infernal de Sepultura y NIN, si se me permite hacer comparaciones "catafóricas". La película tiene además un componente sensual muy marcado, con escenas de sexo en medio de los pastos en que las ganas de los humanos sobran pero la atmósfera y el entorno son tan miserables que te parece estar viendo a dos condenados a muerte.

Onibaba transmite miedo, erotismo, miseria y  desesperación muy bien tal y como es, pero, en los tiempos que corren,  me extraña que aún no se haya  hecho un remake en el que trituren, digieran, y nos metan con embudo una versión americana en colorines de esta fascinante y desoladora historia. Por eso, si no la habéis visto aún, os recomiendo hacerlo antes de que tal cosa ocurra. 

En The Criterion Collection podéis encontrar Onibaba, o si preferís, podéis tirar de P2P, que al menos en España, de momento no es ilegal. Por lo que he visto, al título de una versión en español le han añadido la coletilla de "El mito del sexo". Pero el tema de las traducciones de títulos se merece otra entrada bien larga.



Onibaba - Kaneto Shindo - Trailer por k-chan

domingo, 1 de abril de 2012

Hello World

Desde que tengo memoria me he sentido atraída por el cine de terror. Una vez- yo tendría unos 6 años- vi en casa de mi abuela, donde más o menos hacíamos lo que queríamos, un capítulo de "Historias para no Dormir", en el que una estatuilla con vida propia mataba a golpes en la cabeza a un hombre. En realidad, esa escena es lo único que recuerdo de ese capítulo. Mi hermano, dos años mayor que yo,  dice que esa noche estuve llorando de miedo en la cama. Yo no me acuerdo de esto último, pero sí tengo un recuerdo vívido de esa secuencia que en su día me pareció pavorosa. No la he vuelto a ver pero intuyo que no ha envejecido muy bien. 

Otro de mis primeros recuerdos terroríficos es una historia que nos contó una amiga mayor en que un asesino entraba en una casa, matando al perro guardián y se escondía bajo la cama. Cuando la dueña alargaba la mano para asegurarse de que su perro estaba con ella, el asesino le lamía la mano  haciéndose pasar por el can. Como una versión adulta de Caperucita Roja. Nos contó esa historia apuntando a una casa abandonada que había en una plaza en mi ciudad. Demasiado cercano para ignorarlo. 

Mi afición por las películas de terror me ha llevado a tragarme unos cuantos bodrios, como supongo que le habrá pasado a muchos de vosotros. Intento ponerme un límite, por ejemplo, siendo bastante optimista, nada con menos de 5 estrellas en IMDb. Pero a veces me puede la curiosidad que provoca lo malo, y el resultado es 1 hora y media de mi vida que ya no voy a recuperar jamás y un sentimiento apesadumbrado de "encima ya lo sabías".

De casi todo se aprende, o no, porque no es la primera vez ni la última que voy a ver una película sabiendo que no me va a gustar. Os diré, quizá engañándome un poco,  que me lo tomo como una labor de investigación. Y es que uno de mis proyectos es escribir un libro o un guión de una película de terror. Ya veremos cómo se desarrolla. De momento he abierto este blog para compartir mi afición a este cine, ese que, a pesar de darnos muchos disgustos, también nos da alguna que otra alegría.




Saludos terroríficos.