jueves, 13 de diciembre de 2012

Películas de terror navideñas


El otro día estaba teniendo una videollamada por skype y por detrás de mí apareció la Criatura 2 (no, no es el título de una película), se echó un eructo más propio de alguien que hace miles de años anduviese cazando mamuts por la estepa siberiana, e inmediatamente la imagen de la pantalla se quedó paralizada, con mi interlocutor congelado en una borrosa mueca al estilo del Ecce Homo de Borja. Se perdió la conexión, tanto que tuvo que reiniciar su ordenador. Yo, por mi parte creo que ya tengo el germen de mi improbable película de terror: psicofonías aerofágicas capaces de tumbar un ordenador a 8000 km.  Como véis, las ideas aparecen en las situaciones más insospechadas. Pero bueno, hasta que se haga realidad sigo con mi labor de investigación, que consiste en gran parte en zapatearme frente a la tele. Y como ya es diciembre en el blog, qué mejor que poner en cola unas cuantas películas 'estacionales' para poder hablar, como siempre, sin fundamento real alguno pero con amor y buena voluntad, de las películas de terror, en este caso, navideñas. Melchor, Gaspar y Baltasar aún tienen que esperar para protagonizar alguna película de las nuestras que yo sepa, aunque darían un jugo que no veas por lo que tenemos que recurrir a la querida figura de Papa Noel.

La verdad es que la Navidad se merece que se hagan películas de terror sobre ella. Lo está pidiendo a gritos. Papá Noel, en pijama, gordo, con un saco, entra por las chimeneas. Ya me diréis qué inspira eso sino flojera de los esfínteres. Y luego están las resucitaciones y los loops de villancicos estridentes. En la mayoría de las pelis de terror navideñas la amenaza es un enfermo mental; cualquier otra cosa, como el muñeco de nieve asesino de Jack Frost (1997: no la de Michael Keaton) ya es rizar el rizo, algo que tampoco es que nos parezca mal, en principio.  Black Christmas (1974) es el paradigma de la típica película del psicópata navideño: asfixiante, aterradora, terrible y muy tensa. Como son todas las navidades, al fin y al cabo.  Esta peli es de esas que a los espectadores con poco trote en el terror les dejan muy mal cuerpo, y a los connoisseurs nos da como un resquicio de asma. Los que hemos visto Black Christmas nos creemos un poco especiales porque no es tan conocida como Halloween, pero no nos juzguéis; ayuda a llevar el día a día.

El Papá Noel de la cutrilla pero ridícula en plan bien Christmas Evil (1980) es el pionero de los Santa Claus de frenopático. Todo lo que toca lo convierte en mierda, por eso es fácil identificarse con él. En Noche de Paz, Noche de Muerte (1984), Papá Noel se emprende en una cruzada demente asesinando a todo el que se encuentra, en una hecatombe navideña de pezones y asesinatos. La peli es cutre: en una de las cuchilladas en el cuello se ve claramente como más que cortar, lo que están haciendo es arrastrar el cuchillo no por el filo, sino por el costado, a modo de brocha. Además, la actuación en general es mediocre y teatrera —salvo Lilyan Chauvin en su papel de monja de cagarse por los pantalones— y  parece que toda la película es una excusa para ver los antedichos pezones y algo de cacha, pero tiene algo de entrañable. Claro, la Navidad. Es jugar con ventaja: hasta la peli más fétida de Navidad tiene algo de entrañable. La contrapartida es que es prácticamente imposible hacer una película de terror navideño que pueda tomarse en serio. Aunque según por donde lo mires, es una ventaja. Te relajas y eres más creativo.

En el pack de 6 películas para no dormir está Cuento de Navidad (2005), de Paco Plaza, en la que Papá Noel, o más bien Mamá Noel, interpretado por una correcta pero totalmente fuera de lugar Maru Valdivieso, se cruza en la vida de un grupo de niños. Sacar semejanzas con Cuenta Conmigo (1986) es inevitable y obviamente ya sabemos quién lleva las de perder. La preciosa Ivana Baquero brilla con luz propia. A mitad de la película te quedas como: ¡anda ya, no me jodáis! Pero una vez que te han jodido pues bueno, te dejas llevar por la corriente de sinsentido, bajas tu ya maleable nivel de exigencia y ves que tampoco se está tan mal.

El día de la Bestia (1995), de temática navideña-apocalíptica, forma parte ya de mi Top-5000 de películas favoritas, no sé bien en qué posición. Me suele gustar bastante lo que hace Álex de la Iglesia, y juntar a Terele Pávez y a Soziedad Alkohólica en la misma película solo puede traer cosas buenas.

Esto es todo por hoy. Os deseo unas felices fiestas, amigos. Os animo a que abracéis el espíritu terrorífico-navideño en estas fechas con una buena sesión de pelis y champán. Venga, habréis visto cosas peores: estoy casi segura de que, como yo, os tragáis el vómito que se os viene a la boca cuando veis los anuncios navideños de aseguradoras y operadoras telefónicas.

A ver, no metas barriga, hombre




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