Llevaba madurando un tiempo la idea de escribir una entrada sobre los lugares típicos donde se suele armar la gorda en las películas de terror. Me calentaba el colacao en el micro y se me ocurría algo. Recogía la caca del perro y lo mismo. Decidí tomar cartas en el asunto y para no olvidarme de nada, fui anotando y grabando notas de voz en el teléfono, que iban de lo enigmático a lo demente, siempre manteniendo una notable desconexión de ideas. La división a la que he llegado después de intentar ordenar mis pensamientos es subjetiva, y todo es discutible, hasta el hecho de llamar "escenarios" a lo que más bien son "situaciones", pero este es mi blog y me lo... escribo...como quiero. Silent Hill (2006), por ejemplo, encajaría en un look postapocaliptíco en el que todo está encantado, no en el sentido de contento, claro está. Los puntos 1 y 2 a continuación, tienen claros elementos de superposición.
Así que, hala, qué mejor que aprovechar mi vasto acervo cinematográfico de todo lo oscuro, tenebroso y cutre para iluminar una esquinita de la interwebs con una efimera chispa de post. He terminado de ver la olvidable Smiley (2012), he levantado el culo del sofá y me he puesto a regurgitar los resultados de rebuscar un poco en mi maltrecha cabeza, tecleando con fruición, acelerando a la vez mi inminente síndrome del túnel carpiano. Los cuasimártires del terror te somos así, como dicen en Ourense. Tanto tengo que regurgitar que he decidido dividirlo en dos entradas, al menos. Ahí van las primeras arcadas:
1. La casa encantada
La punta de lanza del terror, un clásico intemporal; vale en realidad para todas las películas que giran en torno a los fantasmas, con lo que aquí cae, así, grosso modo, el 90% del terror asiático. A veces están "inspiradas en hechos reales", que es como si yo digo "me parezco a Giselle Bündchen" porque tengo ojos, nariz y boca. Mi introducción y la de prácticamente creo que todos los de mi generación fue con Poltergeist (1982), película en torno a la cual giraba la leyenda de una maldición real que la hizo aún más tenebrosa, sobre todo si la ves con 8 o 9 años. Como nota al margen, la señora enana de esa película, cuya cara y estridente timbre de voz doblado todos conocemos, sale también en Angustia (1987), una ciertamente angustiosa metapelícula.
La cosa suele desarrollarse así: casi siempre una familia se muda a una nueva casa en la que empiezan a a pasar cosas raras raras. Portazos, platos volando, susurros, inscripciones en la pared...El fantasma es lo que queda de un muerto, y no desaparecerá hasta encontrar venganza, paz, justicia, o alguna cosa así. Los niños son más receptivos a su presencia. La cruz de los pequeños, en la vida real y en las películas, es que nunca les hacemos ni puto caso, y cuando nos damos cuenta ya los estamos llevando a rastras a clases de arpa medieval o tenemos el fantasma de un muerto sentado a la mesa.
Hay películas como Beetlejuice (1988) con fantasmas muy vacilones, y otras, como 1408 (2007), del máster King, en las que está claro que lo mejor es salir por patas. Me dio mucho miedo Actividad Paranormal (2007): es para llorar de miedo, y demuestra que en ocasiones es posible hacer buen cine con pocos medios. En El Resplandor (1980) sientes la asfixiante atmósfera de claustrofobia y pánico que viven sus protagonistas. El Horror de Amityville (1979) tiene alguna escena del estilo de El Exorcista (1973) y una de las casas encantadas más memorables, con una fachada que parece tener vida. Con una perspectiva de terror menos actual, también me gustan Don't be afraid of the Dark (1973), la singular La Casa de las Sombras del Pasado (1983), con cuatro diplodocus del terror compartiendo pantalla, y las historias grimosillas y con olor a naftalina de La Mansión de los Crímenes (1971). Recientemente, la primera temporada de American Horror Story (2011) me enganchó, y ya tengo ganas de ver la segunda.
Seremos muy felices viviendo en mi casita de Amityville
2. La cabaña en el bosque
Siempre que veo una de estas pelis pienso, "coño, con lo pequeña que parece por fuera la cabañita, qué grande es por dentro". Soy fan de este escenario: decides pasar un fin de semana con tus amigos, bebiendo un poquito, fumando otro poquito, y si hay suerte, lo que surja, pero de repente se arma la de dios. Seguramente todo lo relacionado con este escenario ya está inventado —en realidad todo lo relacionado con todo— , y hacer algo diferenciado es difícil, porque parece que el tema no da para mucho. Pero hay que tener en cuenta que a nosotros, humildes devoradores de productos de serie B, nos gusta lo familiar, aún al precio de que difícilmente nos da miedo el cine de terror. Pero lo vemos igual, porque para nosotros no son tópicos: son clásicos. Y si hay algo distinto, y mejor, pues que venga alguien y lo haga.
En este tipo de pelis, la cosa suele ir así: los jovenzuelos, de camino a la remota cabaña, se paran a preguntar a un tipo con pinta rara, en una gasolinera o diner; cuando llegan a la cabaña, se les enfoca desde dentro, implicando que hay algo siniestro dentro; al entrar, hay crujidos, taxidermias en la pared y una trampilla en el suelo de madera. Después de beber y fumar un poco, se dan un baño alegremente en un lago cercano saltando desde el embarcadero. Luego ya se produce el encuentro con un enemigo tipo virus, espíritus malignos, zombis nazis y cosas de esas. Intentan tapiar ventanas y puertas pero siempre hay problemas.
En este tipo de pelis, la cosa suele ir así: los jovenzuelos, de camino a la remota cabaña, se paran a preguntar a un tipo con pinta rara, en una gasolinera o diner; cuando llegan a la cabaña, se les enfoca desde dentro, implicando que hay algo siniestro dentro; al entrar, hay crujidos, taxidermias en la pared y una trampilla en el suelo de madera. Después de beber y fumar un poco, se dan un baño alegremente en un lago cercano saltando desde el embarcadero. Luego ya se produce el encuentro con un enemigo tipo virus, espíritus malignos, zombis nazis y cosas de esas. Intentan tapiar ventanas y puertas pero siempre hay problemas.
A mí me gustan, por poner unos pocos ejemplos, desde luego las de The Evil Dead: Posesión Infernal (1981) y Terroríficamente Muertos (1987) —por cierto, en el 2013 estrena Sam Raimi el remake de The Evil Dead; aún partiendo de la premisa de que la original es inmejorable, estoy deseando verlo. También me gustan Dead Snow (2009), Cabin Fever (2002) y la original La cabaña en el bosque (2012). La desternillante Tucker & Dale Vs. Evil (2011) hace mofa magistralmente de las películas de este estilo.
La cabaña de Goddard, sí, sí, con dos 'd'
3. El paisaje postapocalíptico
Hace tiempo vi Cuando el viento sopla (1986) y durante bastante tiempo sentí el pánico de un inminente ataque nuclear. Ese miedo ya no existe, pero permance la fascinación con estas películas, que son más de ciencia-ficción que de terror. Dan juego para algo más profundo que la gran mayoría de las películas de terror: suelen tener un mensaje del estilo de "mira a lo que nos lleva la codicia y la falta de respeto por el planeta". Independence Day (1996), Deep Impact y Armaggedon (ambas de 1998) son para mi gusto demasiado patrióticas, quiero decir, vomitivas, y seguro que han llevado a más de un pirado en Idaho a construirse un refugio subterráneo. Creo que están hechas para consumo y defecación en EE.UU., exclusivamente.
En general estas pelis llaman a un miedo cósmico que parece más posible que otros, sobre todo si te fumas un buen petardo mientras las ves. Hay distopías que ya son terroríficas de por sí sin meter ningún elemento sobrenatural, como Soylent Green (1973) o Fahrenheit 451 (1966). De las más recientes, The Road (2009), me pareció un peliculón, durísima y aterradora.
Lo que suele pasar en estos escenarios es que después de que un virus, ataque extraterrestre, catástrofe nuclear, plaga, meteorito o algún otro megaacontecimiento haya arrasado con casi toda la humanidad, la vida para los que sobreviven es gris y fría. Encima, casi siempre se descubre que el gobierno suele tener responsabilidad en la situación. Los que están vivos se organizan para ir a juntarse a otros hipotéticos supervivientes, y los papeles de los personajes están muy encasillados: el gallito, el héroe atormentado, el prudente, el cagao, la madre, el traidor....
En algunos casos, como en la serie Falling Skies, de Spielberg, los supervivientes son particularmente guapos. En otros, como en 12 monos (1995), basada en La Jetée (1962), o en Terminator (1984) hay viajes en el tiempo incluidos. Recuerdo con especial cariño Dawn of the Dead (1978) y su centro comercial. 28 días después...(2002), es una gran película representativa de este género/paisaje, al igual que Hijos de los hombres (2006), y además se agradece en ambos casos un paisaje postapocalíptico British, donde los actores no tienen los dientes tan perfectos.
Lo que suele pasar en estos escenarios es que después de que un virus, ataque extraterrestre, catástrofe nuclear, plaga, meteorito o algún otro megaacontecimiento haya arrasado con casi toda la humanidad, la vida para los que sobreviven es gris y fría. Encima, casi siempre se descubre que el gobierno suele tener responsabilidad en la situación. Los que están vivos se organizan para ir a juntarse a otros hipotéticos supervivientes, y los papeles de los personajes están muy encasillados: el gallito, el héroe atormentado, el prudente, el cagao, la madre, el traidor....
En algunos casos, como en la serie Falling Skies, de Spielberg, los supervivientes son particularmente guapos. En otros, como en 12 monos (1995), basada en La Jetée (1962), o en Terminator (1984) hay viajes en el tiempo incluidos. Recuerdo con especial cariño Dawn of the Dead (1978) y su centro comercial. 28 días después...(2002), es una gran película representativa de este género/paisaje, al igual que Hijos de los hombres (2006), y además se agradece en ambos casos un paisaje postapocalíptico British, donde los actores no tienen los dientes tan perfectos.
Continuará...
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