martes, 27 de noviembre de 2012

Sinister (2012)

Director: Scott Derrickson

Esta semana he visto, para variar, unas cuantas películas. He ido al cine con las criaturas a a ver Hotel Transilvania y la disfrutamos muchísimo. Al llegar a la taquilla y pedir las entradas, la empleada agarró el teléfono y le dijo al operador que volviese a encender el proyector, que finalmente parece que habría espectadores. Las entradas nos las revisó la de las palomitas, que estaba al fondo haciendo aspavientos para que nos acercáramos. Todo eso un viernes a las 5 de la tarde: está claro que no se augura un buen futuro. Vale, todo está mal, pero lo que nos concierne aquí es el cine, y Hotel Transilvania es muy divertida y, como suele ocurrir con las pelis de monstruos, es una metáfora de la diversidad, la aceptación de lo diferente y la toleranZZZZ.... El doblaje es muy bueno, aunque desconcertó un poco a la criatura nº2, que me preguntó, al oír a un personaje con acento andaluz, qué por qué hablaba "en extranjero". Hablando de "no extranjeros", (OJO: un minispoiler en este parrafillo) vi Mientras Duermes (2011), y desde el primer momento estaba claro que iba a ponerme del lado del loco. Creo que, como Tosar es de mi tierra, pues empecé a "torcer" ipso facto por su lado demente, de una manera irracional e ilógica. Es de mi tierra y encima un muy buen actor. ¡Venga Tosar! Ni las lágrimas de una señora indefensa doblegaron mi férrea determinación. Deseaba fervientemente que el tarumba y sus maldades triunfaran. Debe ser la lógica del nacionalismo: lo mío es bueno porque es mío, y tú te vas con lo tuyo a tomar por culo.

Cambiando un poco de tema, hace unos días leí que ver películas de terror adelgaza, por la supuesta descarga de adrenalina y la aceleración del ritmo cardíaco. Pero algo falla, me da a mí. Lo que yo creo es que han puesto a ver películas de terror a espectadores que no consumen terror habitualmente. Si lo hicieran, comprobarían que el mayor pico de adrenalina que tiene un terrorómano viendo una película de terror se produce, si es que se da el caso, cuando se le ocurre pensar en qué va a pasar con su pensión de jubilación. Salvo contadas excepciones, yo creo que mi estado ante una película de terror es más parecido con el de hibernación que con el de hacer puenting. Una de las excepciones fue Paranormal Activity, que me acojonó bastante, y otra, aunque un poco menos, la peli en cuestión, Sinister, ambas producidas por Jason Blum.

Sinister está cerca de ser la película de terror perfecta, y me dio algo de miedo, lo que es la rehostia. De la emoción he acabado atragantándome y he estado a punto de vomitar. O gomitar, que a fuerza de tanto oirlo le he tomado cariño prefiero mil veces gomitar a devolver. Digo que la peli es casi perfecta porque tiene un argumento muy elaborado, técnica y visualmente es admirable, tiene buenos actores y como bonificación, recuerda a la atmósfera del Gran Maestro King, por lo de que el protagonista es escritor y se ve metido en algo raro raro.  Merece verla, y no os diré ni de qué va, para eso, si queréis, irsen a wikipedia. La atmósfera está muy bien, pero que muy bien. Te metes en la película. Solo hay dos cositas que me rechinan, que os explico a continuación:

1) Ethan Hawke es muy buen actor, pero tiene los lóbulos de las orejas pegados, no colgantes, me entendéis ¿no? Me diréis: ¿Qué importa eso? Y yo replicaré, nada, supongo que nada, en la inmensidad del cosmos ¿qué importan los lóbulos de las orejas de un tipo? Nada, lo sabe hasta una ameba. Pero en los momentos de tensión se me iba la vista en las orejas de Ethan. Si no las veía, me sorprendía buscándolas. Las orejas de Ethan. Las o re jas de e than. Lasorejas deEthan. LasorejasdeEthan. lasorejasdeizanlasorejasdeizan.¡Basta!

2) Lo que en mi opinión desmerece la película no son lasorejasdeizan, sino que es el papel de su mujer, que interpreta Juliet Rylance. En general, en el cine, las mujeres están para gritar y enseñar cacha o para mostrar el lado protector, sensato y conservador, para advertir, o todo a la vez. O sea: para alegrar la vista o para dar el coñazo soberanamente. Siempre hay excepciones, mujeres con cojones, pero en este caso y para cargarme de razón elijo obviarlas. A lo de enseñar cacha ya nos hemos acostumbrado pero es lo otro lo que me parece vomitivo de verdad.  Y Juliet da el coñazo y poco más. Ethan se arriesga, con buenas o malas consecuencias, pero actúa. Actúa, como un imbécil, pero actúa. En el espectador de a pie, o por lo menos en esta espectadora, se va creando un efecto acumulativo. Llega un momento en que el vaso se colma y cuando te encuentras con la enésima madre-esposa perfecta que intenta hacer entrar en razón a su marido, te dan ganas de mandar todo a la mierda. En todo esto hay una moralina, y es que el subtítulo de Sinister podría ser TE MERECES TODO LO QUE TE PASE POR NO HABER HABLADO CON TU MUJER ANTES DE HACER LAS COSAS. ANORMAL. ¿Feminismo? Nada de eso, todo lo contrario. Es por tanto una película terrorífica pero además por partida doble. Te podría pasar a ti, por imbécil, y pese a tener una mujer como dios manda.

Pero oid: vedla sin los prejuicios que claramente estoy intentando que interioricéis, ¡os lo ruego!

Veis lo que os digo, ¿a que sí?







miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los escenarios típicos de las películas de terror (2)

Ya os había amenazado con una continuación a esta entrada. Aquí va.


4. El instituto

El instituto es sinónimo de adolescentes, y pensar en ellos hace que se me desencaje la mandíbula y se me pongan blancos los nudillos: en unos años me veo en un interminable tête-à-tête con un par de ellos, cuando casi fijo que lo que de verdad me va a apetecer en vez de eso va a ser sentarme en el sillón y tomarme una discreta copa —quizá servida en una de las tazas de Forges de El País, como si fuera un cola-cao. Intentaré razonar, y como estaremos en órbitas diferentes, seguramente salgan de casa dando un portazo, después de gritar algo como aquello que gritó Fernán Gómez.

Pero volvamos al tema que nos interesa. El instituto no es mi escenario favorito para una película en general porque a) claramente no van dirigidas a alguien de mi no tan tierna edad o b) son de Gus Van Sant o coñazos similares. En cambio, las pelis de terror de instituto sí me gustan porque suele haber adolescentes tarados. Y me refiero a tarados de película, de los que tienen poderes telekinéticos, hacen conjuros o devoran gente, no de los que planean disparar a todo cristo.

En estas películas, el protagonista suele ser un adolescente que no encaja con los demás o que responde a una amenaza externa y decide tomarse la justicia por su mano. Como es normal, digo yo. Entre las pelis que he disfrutado están la terrorífica Carrie (1976), donde al final se arma un buen fandango, es decir, al típico estilo King, que suele terminarlo todo con una explosión, incendio o similar. Ginger Snaps (2000) trata de dos adolescentes que se metamorfosean en mujeres-loba (¿se dice así o qué?).  Me parece una película muy atractiva, casi un dramón, con el que uno puede hasta identificarse,  —rollito metafórico, ya me entendéis— con dos actrices muy buenas y una trama que no pierde interés. The Loved Ones (2009) es sádica y demente. Scream (1996) explota lo típico del cine de terror, lo que todos conocemos, y lo convierte en un producto maestro. La considero una gran película y la disfruté, espero, tanto como vosotros. Jóvenes y Brujas (1996) no está mal, al estilo carrie-esco. Y por ultimo, me gustó The Faculty (1998), película en la que los raros son los profesores. He visto más películas que giran en torno a institutos pero de verdad no creo que merezcan mucho la pena, salvo que esté olvidando algo, lo que no sería tan raro. Cuando tienes una memoria que salvo algunas excepciones es LIFO, las películas difícilmente permanecen más de unas semanas en el coco.

Termino agarrando una pregunta con dos dedos, no por delicada, sino porque me parece que está manchada de caca: ya que Halloween se ha extendido tanto por aquí, ¿llegará un día en que en los institutos españoles haya animadoras, proms, corsages y lo más importante: casilleros para todos? 

¿A qué dices que huelen las nubes? 



5. El lugar remoto en la carretera

También conocido como el sitio donde cristo perdió la chancla, donde el diablo perdió el poncho, casadiós, etc... Ancho es Estados Unidos, amplias nuestras tragaderas, y pocas las gasolineras en esas carreteras interminables que conducen al mismísimo infierno. No creáis que siempre os vais a encontrar a un gañán víctima de la endogamia blandiendo una motosierra, no. También hay psicópatas de los de toda la vida, zombies, monstruos sobrenaturales, niños cabrones...¡Es que de verdad, no sabes con qué quedarte! 

Más o menos, en estas pelis la cosa va así: váis tranquilamente en coche y de repente, sin saber cómo, os encontráis mirándole a los ojos al mal, mejor con mayúsculas, al MAL, en un pueblo de mierda, en una puñetera carretera interminable, en bello paraje natural o en un motel regentado por un psicópata lejos de la civilización, y os dais cuenta de por qué la civilización se llama así, y por qué tiene su encanto. Psicosis (1960) es, como ya habréis adivinado, el exponente, película que place a cinéfilos y a gente normal por igual. La pesadilla que se relata en la bestial Deliverance (1972) me tuvo con una arruga vertical en el entrecejo toda la película, y la banda sonora me resonó en la cabeza durante unos días.

Texas nunca falla: en el estado que vio nacer a Dubya se desarrolla un peliculón: La Matanza de Texas (1974), y otras como la colorida La Casa de los 1000 cadáveres (2003) o la salvaje Planet Terror (2007). The Hills Have Eyes (tanto la original de Wes Craven de 1977 como el remake de 2006) y Wrong Turn (2003) rezuman fealdad y sadismo (¡yupi!). Los Chicos del Maíz (1984) quizá no haya envejecido bien, pero me gusta y en su momento me dio escalofríos, por lo que tiene un lugar especial en mi polvorienta estantería mental. Jeepers Creepers (2001) es terror del bueno, con un actor, Justin Long, al que me gustaría ver encasillado en este tipo de papeles, porque lo hace bien.  Habitación sin salida (2007) tiene su puntito aunque los protas parecen sacados de Friends. La gran Misery (1990), con una enorme Kathy Bates, tiene una de las escenas más dolorosas de ver que recuerdo, con tobillos de por medio.

Fuera de Estados Unidos, hay una película francesa, Frontière(s) (2007), que se regocija a saco en la claustrofobia y en el sadismo. En Australia se desarrolla Wolf Creek (2005), que es aterradora y...visceral. Destaco la británica Eden Lake (2008): si alguna vez os la habéis tenido que ver con algún adolescente o pre-adolescente británico —de esos que llaman scallies o chavs—, sabréis que difícilmente hay algún laxante más efectivo. Esta película, que tiene semejanzas con la bárbara Funny Games (1997), hay que verla, y no solo porque salga Michael Fassbender, que además de ser un gran actor, está muy bueno, sino también porque...bueno, alguna otra razón habrá. Me hace coña la supercutre pero simpática La Matanza Caníbal de los Garrulos Lisérgicos (1993), ambientada en mi sitio favorito, A Coruña, con Manuel Manquiña, que prácticamente todo lo que toca lo convierte en oro.

Quisiera cerrar este punto con otra preguntilla: ¿quién no se ha visto en algún momento extremadamente ofendido durante la conducción y ha sido preso de unas incontenibles ganas de emular al camionero de El Diablo sobre Ruedas (1971)? ¿Nadie? Bueno...no, no lo decía por mí, no, no, qué va, es por una amiga, en serio. Ejem.

Una tierna instantánea familiar con Leatherface al fondo.






Continuará...